Pokémon Reminiscencia

Mientras que las compañías propietarias de la saga Pokémon hacen lo mínimo para ganar lo máximo, los fans se dedican a realizar verdaderos videojuegos que no solo son objetivamente mejores, sino que están llenos de corazón. Demuestran un cariño por la saga que ninguna entrega reciente de la franquicia ha demostrado.

Recuerdo como en este artículo hablaba de lo que Pokémon no se había atrevido nunca a hacer. Pokémon Realidea System, uno de los tres juegos de los que traté en ese artículo, me cautivó de muchas formas y, de alguna manera, es ese mismo sentimiento el que me lleva escribir hoy aquí, puesto que Pokémon Reminiscencia es de los mismos creadores.

Para aproximarnos a este juego, debemos olvidar la estructura clásica de recorrer la región, enfrentarnos al equipo malvado, coleccionar las distintas medallas y finalizar en la Liga Pokémon. La propuesta de Pokémon Reminiscencia es completamente innovadora: un roguelike RPG. Sobre el papel, parece algo difícil de desarrollar e incluso de imaginar, pero esta mezcla funciona de una forma increíble a través de una serie de decisiones muy bien pensadas.

En primer lugar, se elimina el sistema de experiencia y, por tanto, de niveles y todo esto queda ligado a una nueva moneda: las escamas corazón. Estas las utilizaremos para cambiar los ataques, las naturalezas e incluso para evolucionar a nuestras criaturas. Además de las escamas corazón, saldrán monedas que nos serán útiles para comprar en una tienda ambulante. Otra decisión fundamental es el sistema de captura. En este apartado, nos olvidamos de la hierba alta y de todo eso a lo que estamos acostumbrados. Por el mapa aparecerán unas burbujas donde podremos elegir a un pokémon de un listado aleatorio. En el caso de contar con una pokéball en nuestra mochila, lo podremos capturar sin problemas.

Es casi obligatorio detenerse aquí porque creo que esta es una de las claves. Contamos con todas las criaturas existentes hasta la fecha, lo que nos proporciona mil posibilidades. Además, podemos acceder a la caja en cualquier momento. Esto no solo nos da una enorme flexibilidad a la hora de crear nuestro equipo, sino que también nos permite adaptarnos a cada combate. Porque sí, hay combates a los que nos tendremos que adaptar a la fuerza. Los jefes están muy presentes y nos proponen retos bastante interesantes.

Con respecto a los objetos, se toma, de nuevo, una decisión acertada. Dejan de ser equipales para afectar al equipo al completo. El lodo negro, por ejemplo, ahora restará vida a todos tus pokemon y solo curarán a los de tipo veneno.

Y, finalmente, al igual que en The Binding of Isaac, Loop Hero o Dead Cells todo el mapeado se genera aleatoriamente y se reinicia al perder, pero en este caso no perderemos a nuestros pokémon.

Como se puede apreciar, las mecánicas y sus sistemas son fundamentales en este título, pero apuesta fuerte también en su historia. Encarnamos a Anthony Delmore, un entrenador pokémon ya retirado que casualmente se encuentra con un joven llamado Lucius que nos pide ayuda. Pronto descubrimos que se trata de la forma humana del mismísimo Lugia y que te necesita para recuperar su poder. Para ello, viajaremos por distintas islas donde conoceremos a otros personajes que nos echarán una mano en esta tarea. Sé que la sinopsis que acabo de dibujar es escueta, pero siento que si digo más puedo estropear alguna que otra sorpresa.

Las islas que transitamos, así como los personajes con los que nos cruzamos cuentan con un diseño fantástico y bien diferenciados entre sí. Además, el pixelart que es simplemente exquisito. Un trabajazo artístico que eleva a otro nivel la propuesta.

El universo que se nos plantea es completamente nuevo y original, lo que se agradece infinito. El guion trata temas muy profundos como la superación de la pérdida, la necesidad de aceptación por los demás, el control y la seguridad frente a la libertad, entre muchos otros. Ninguna de estas cuestiones cae en saco roto o se trata de manera infantil. Cada asunto tiene su tiempo y su desarrollo.

Pokémon Reminiscencia rezuma amor